La energía nuclear, constituye una forma de energía liberada desde el núcleo de los átomos. Esta energía puede producirse de dos formas: a través de la fisión, esto es, cuando los núcleos de los átomos se dividen en varias partes para crear núcleos más pequeños, liberando energía o, a través de la fusión, es decir , cuando los átomos se fusionan o unen para crear un núcleo más grande (así es como el sol produce energía).
La fisión, es la forma que hoy se utiliza alrededor del mundo para producir energía eléctrica, y dicho proceso lo llevan a cabo las denominadas centrales nucleares. Allí, al producir reacciones nucleares como las antes explicadas, los átomos experimentan una pequeña pérdida de masa y esta masa se convierte en una gran cantidad de energía calorífica y de radiación. Como consecuencia de ello, la energía calorífica producida se utiliza para producir vapor y generar electricidad.
Es interesantísimo detenerse a vislumbrar un poco el proceso para obtener electricidad a partir de la energía nuclear, no obstante, el día de hoy nos enfocaremos en un factor de suma importancia con el fin de determinar si tal energía es o no buena para nuestro medio ambiente y más aún, para el proceso de transición energética en el que el mundo se ha inmiscuido en la búsqueda de luchar contra el cambio climático.
Tenemos que la energía nuclear para la generación de electricidad es una fuente de energía de bajas emisiones de gases efecto invernadero, contrario a lo que ocurre con procesos de otros recursos como el petróleo o el carbón. Es así, como tal energía se ha posicionado como un elemento crucial de aporte al medio ambiente sano.
Así las cosas, vemos una gran ventaja en el uso de la nucleoeléctrica, pues constituye una energía limpia que aporta al camino de la transición energética, junto a otras energías como la hidroeléctrica, eólica o solar. Aunado a ello, las centrales nucleares pueden funcionar a plena capacidad casi sin interrupción, por lo que tienen la posibilidad de ofrecer un suministro continuo y fidedigno de energía, contrario a lo que sucede con la energía solar o eólica que dependen de factores externos para su producción y mantenimiento, necesitando algunas veces de una reserva.
Pero ¿Cómo es que al ser una energía tan atractiva y eficiente en Colombia aún no se implementa? Déjenme decirles que en Colombia si se usa la energía nuclear, de hecho, contamos con un reactor nuclear desde hace más de 50 años, no obstante, no es utilizado para la generación de energía eléctrica sino para otros procesos, como, por ejemplo, en el sector médico.
Entonces, la verdadera pregunta es ¿Por qué no se usa la energía nuclear en Colombia para la generación de energía eléctrica? Para responder este interrogante, nos toca dirigirnos a las desventajas que conlleva la implementación de la energía nuclear. En primer lugar, es una energía bastante costosa y poco asequible por cuanto sus tecnologías son difíciles de direccionar a lugares remotos y, en segundo lugar, la instalación de dichas tecnologías es un proceso demorado y complejo.
Pareciera que las dificultades pueden superarse y no somos los únicos que lo imaginamos. Por su parte, el Ministerio de Minas y Energía quiere explorar este terreno y, para ello, tiene previsto en su Agenda Regulatoria, una iniciativa que se dirige a la expedición de un documento que sería el “Reglamento sobre Instalaciones Nucleares y se establecen los requisitos para la obtención de licencias para su operación, parada prolongada, modificación y desmantelamiento”.
Ojalá la exploración de tal terreno culmine en éxito, ya que, la evidencia ha demostrado que la nucleoeléctrica es una energía limpia. No obstante, no debe olvidarse que Colombia desde hace unos años se ha enfocado en el proceso de convertirse en carbono neutral y en este camino, se ha adentrado a sacar el máximo provecho de energías con gran potencial en su terreno, principalmente, la hidroeléctrica, y ahora, en energía solar, eólica, geotérmica, entre otras.
Que la exploración y búsqueda de implementación de la nucleoeléctrica no limite el desarrollo y avance de otras energías limpias, sino que, al no ser una mejor que otra, pueda brindar de manera independiente ventajas y aprovechamiento de recursos, trabajando de la mano y esfuerzo por lograr el mismo objetivo, esto es, abandonar poco a poco las energías convenciones con el fin de desplazarlas, y de paso, apartar nuestro pensamiento individual a la transición energética, carbono neutralidad y/o lucha contra el cambio climático.
Hemberth Suárez Lozano
Socio fundador de OGE Legal Services